Las simbólicas y llamativas palabras de la reina Isabel en su reaparición virtual
Apenas unas horas después de que un tabloide británico publicara las primeras imágenes de la reina Isabel desde que el Palacio de Buckingham confirmase que la monarca iba a tomarse al menos dos semanas de descanso por prescripción médica, el príncipe de Gales, du esposa y los duques de Cambridge han viajado a Glasgow para ejercer de anfitriones en la recepción de la cumbre del clima. Una cita en la que la soberana iba a estar presente, pero de la que ha tenido que ausentarse por consejo de los facultativos.
La reina Isabel en una imagen reciente / Gtres
Sin embargo y, dado que su estado es bueno -no hay más que ver las imágenes de Isabel II al volante de su coche por los terrenos de Windsor- y que sigue desempeñando labores de despacho, la monarca no ha querido perder la oportunidad de intervenir de manera telemática en el acto, con un mensaje grabado cargado de significado.
En una de las salas del Castillo de Windsor -su actual residencia-, vestida de verde -un color que se asocia al medio ambiente- y con una foto del duque de Edimburgo como único elemento decorativo, la soberana se ha dirigido a la audiencia en un breve pero impactante discurso. “Me complace darles la bienvenida a todos a la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; y quizás sea apropiado que se hayan reunido en Glasgow, que antaño fue el corazón de la revolución industrial, pero ahora un lugar para abordar el cambio climático”, ha comenzado a decir la monarca.
La reina Isabel y el duque de Edimburgo / Gtres
“Este es un deber que estoy especialmente feliz de cumplir, ya que el impacto del medio ambiente en el progreso humano fue un tema cercano al corazón de mi querido difunto esposo, el príncipe Felipe, el duque de Edimburgo”, ha explicado antes de recordar una anécdota protagonizada por el Príncipe a finales de la década de los sesenta: “recuerdo bien que en 1969, dijo en una reunión académica: ‘si la situación de la contaminación mundial no es crítica en este momento, es seguro que se volverá cada vez más intolerable en muy poco tiempo. Si no logramos hacer frente a este desafío, todos los demás problemas palidecerán hasta convertirse en insignificantes”.
Isabel II se ha mostrado muy orgullosa de la labor que el duque de Edimburgo desempeñó a lo largo de su vida para preservar en entorno, de la misma manera que lo ha hecho del trabajo de su hijo mayor y de su nieto, el príncipe Guillermo: “es un motivo de gran orgullo para mí que el papel principal que desempeñó mi esposo en alentar a la gente a proteger nuestro frágil planeta, siga vivo a través del trabajo de nuestro hijo mayor Charles y su hijo mayor Guillermo. No podría estar más orgullosa de ellos”, ha dicho.
La Reina ha finalizado su discurso con una petición: “por mi parte, espero que esta conferencia sea una de esas raras ocasiones en las que todos tendrán la oportunidad de elevarse por encima de la política del momento y lograr una verdadera concordia política. Es la esperanza de muchos que el legado de esta cumbre, que quedará escrito en libros de historia que aún no se han impreso, los describirá como los líderes que no dejaron pasar la oportunidad, y que respondieron a la llamada de las generaciones futuras”, ha sentenciado.
“Por supuesto, los beneficios de tales acciones no estarán disponibles para todos los que estamos aquí hoy: ninguno de nosotros vivirá para siempre. Pero no lo hacemos por nosotros mismos, sino por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, y por aquellos que seguirán sus pasos. Por tanto, les deseo toda la suerte en este importante esfuerzo”, ha explicado la Reina.
Los duques de Cambridge en Glasgow / Gtres
Además del discurso de la Reina, quien ha acaparado mayor atención ha sido Kate Middleton. La condesa de Stathearn, como se la conoce a Kate cuando está en Escocia, apostó por un favorecedor estilismo en azul de corte clásico. Kate lució un vestido abrigo de la firma Eponine -que realiza sus colección con tejidos reciclados- que combinó con zaparos de tacón de Rupert Sanderson y cartera de L.K. Bennett. Como joyas, además de su sortija de pedida, unos pendientes de topacios y diamantes de la joyería londinense Kiki Mcdonough.